¿Mi hijo será hiperactivo?
*Por Dr. Adrián Cormillot
Muchos padres no saben si ciertas características de sus hijos pueden ser signo de preocupación. Acá te contamos cómo saber si tu hijo tiene déficit de atención e hiperactividad. ¡Sacate todas las dudas!
Los padres reciben una citación de la escuela. Las autoridades les indican a esos padres que su hijo se porta mal en clase, que no se queda quieto, que no acata consignas. Estos padres se preocupan, se preguntan qué le estará sucediendo a su chiquito, piensan en consultar a profesionales. Lo que inmediatamente se les viene a la cabeza (o es sugerido por familiares o amigos) es el tan temido trastorno del déficit de atención e hiperactividad (TADH).
Este trastorno es difícil de diagnosticar y hoy se sabe que es una condición altamente hereditaria que se caracteriza por dificultades de comportamiento que pueden variar en intensidad. Quien padece TDAH tiene diferencias en la actividad cerebral que afectan su atención, su capacidad de quedarse quieto y el autocontrol. En general, si un chico padece este trastorno se advierte en la escuela, aun mas en los últimos años ya que se han determinado signos de alarma y en gran cantidad de colegios cuentan con la capacidad de identificar a niños con este desorden y colaboran, junto con la familia, para estudiar los casos sospechosos. Estas alarmas serían dificultades para seguir el ritmo de sus compañeros en el desempeño escolar pero también puede haber signos de alerta en el hogar.
Lo ideal es que ante la más mínima duda que te surja espontáneamente o a través de observaciones realizadas en el cole u otras actividades que haga el chico, consultes con el pediatra de tu hijo, ya que no es necesario comenzar la evaluación por psicólogos o neurólogos. En una breve entrevista con el médico se puede hacer una orientación diagnóstica casi infalible para realizar las intervenciones necesarias.
¿Cuáles son estas señales a las que hay que estar atentos?
* Falta de atención: Los chicos que no prestan atención (se distraen fácilmente) tienen problemas para concentrarse y mantenerse enfocados en una tarea. Es posible que no escuchen bien las consignas y que no terminen lo que comienzan. A veces puede parecer que sueñan despiertos, son distraídos o se pasean.
* Hiperactividad: Los niños que son hiperactivos son inquietos y se aburren fácilmente. Es
posible que tengan problemas para quedarse quietos. Pueden querer treparse a cosas, saltar o correr en cualquier momento y circunstancia.
* Impulsividad: actúan demasiado rápido antes de pensar. A menudo interrumpen y les resulta difícil esperar. También pueden hacer cosas sin pedir permiso, tomar cosas que no son suyas o tener reacciones emocionales intensas.
¡Ojo! A no encasillar a nuestros hijos si a veces se comportan como se describe arriba. Lo
más probable es que muchos de estos chicos no tengan ningún problema y simplemente tengan mucha energía y no presten atención en clase porque se aburren.
Para afinar un poco la puntería y evitar generalizar este trastorno: la pregunta que inmediatamente hay que hacerse es: ¿este chico tiene realmente un problema de atención e hiperactividad o se trata de un niño a quién le cuesta más adaptarse a las estrictas reglas de las escuelas?
Si te pones a pensar, el 70% del tiempo que tu hijo pasa en la escuela debe permanecer
sentado, sin hablar, prestando atención constante. Todos los chicos son inquietos, parecen estar distraídos y en su mundo, son impulsivos y no saben esperar, pero eso no significa que tengan TADH. La atención, la concentración y el autocontrol se van desarrollando a medida que los chicos crecen, a partir de normas que padres y educadores vamos impartiendo. El problema aparece cuando estas características no se van atenuando con el correr del tiempo y cuando empiezan a complicar el desempeño escolar y las relaciones sociales. Es por eso que, el diagnóstico precoz, más allá de mejorar el cuadro, lo hace de manera mucho más efectiva. Las
posibilidades de lograr francas mejorías sobre el niño que sufre esta condición es inversamente proporcional a la edad tardía de diagnóstico.
Así que a no desesperar y ante cualquier duda consultá en el cole o con tu pediatra: si pensamos que es un niño con TADH, hemos logrado dejar de preocuparnos para ocuparnos.
12 de febrero, 2019